Admirar

«Avenida/ avenidas y flores/ flores/ flores y mujeres/ avenidas/ avenidas y mujeres/ avenidas y flores y mujeres y un admirador» Eugen Gomringer.

Nos quieren prohibir admirar. Nos quieren quitar el asombro, la contemplación, la mirada reflexiva sobre la belleza, y quieren reducirnos a depredadores y presas, a víctimas y verdugos. Lo que de verdad se hurta es la conciencia, el pensamiento, el éxtasis del respetable. Lo que se quiere eliminar es el amor propio y la creatividad, el arte y la cultura. Se busca el pasmo del páparo e igualarnos en la mediocridad de lo más feo y terrible. Desilusionarnos. Y a veces nos preocupamos tanto por borrar cualquier signo de grandeza, cualquier asomo de la presencia de una persona cuya fuerza pueda hacernos sombra, y nos cuesta tanto reconocer la genialidad en el otro que nada nos prepara para desandar el camino recorrido hacia esa soledad interminable. Una vez descuidado el amor por el talento ajeno ya no hay marcha atrás. Vaciándolo de contenido, apartándonos de su apariencia indestructible, de su semblanza metafórica, desposeyéndolo del aura que parece arrojar sobre nosotros en forma de luz cegadora, le rompemos la cara al mundo y nos procuramos asimismo un rincón de oscuridad donde escondernos, vacíos y hastiados, derrotados por el paso del tiempo. Una pequeña advertencia y una resistencia; El mundo sin belleza es insoportable. Malditos idiotas.

admirar 

Del lat. admirāri.

1. tr. Causar sorpresa la vista o consideración de algo extraordinario oinesperado.

2. tr. Ver, contemplar o considerar con estima o agrado especiales a alguien oalgo que llaman la atención por cualidades juzgadas como extraordinarias. U. t. c. prnl.

3. tr. Tener en singular estimación a alguien o algo, juzgándolos sobresalientes y extraordinarios.

Cosmópolis #54
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