Oro

 Hoy me he levantado leyendo a las huestes cervantinas de nuestro admirado y envidiado Siglo de Oro. Que más que un siglo fue una realidad en forma de semillero cósmico de las palabras. Fuente inagotable de recursos estilísticos, alfaguara de una historia legendaria, manantial de la cultura mestiza. De todas las leyendas negras que circulan, la peor es la de nuestra lengua española. Ella sigue dando la callada por respuesta, tímida y terca como una mula, despierta, viva, inteligente, de elegancia inalcanzable para otras, llena de humor negro, de dolores insufribles y de alegría contenida. Como no hay redacción sin renglón torcido, hoy le dedico el mío a los que la hacen suya, y a los que la hicieron nuestra.









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