Imagine Santa Brígida

¿Qué pasaría en Santa Brígida si gano las elecciones el próximo 22 de mayo?
Imagino una Santa Brígida renovada, que se esmere en conservar su patrimonio histórico, artístico y cultural. Un municipio residencial, desde luego, donde se pueda vivir con decencia, ecuanimidad y tolerancia. Pero también un territorio ordenado y embellecido por el efecto moldeador de las personas que se dedican a la agricultura, la ganadería, la artesanía. Un municipio enriquecido por la cultura, con la aprobación de nuevas aulas de estudio, un centro de investigación local, donde nuestros estudiantes puedan congregarse para crear sus empresas racimo y sus tanques de pensamiento. Aprovechar nuestra cercanía con la ULPGC para atraer a nuestros investigadores y a nuestros potenciales prodigios para el futuro. Hay que crear un tejido empresarial alrededor de las fuentes de conocimiento, donde nuestros alumnos puedan aplicar y desarrollar lo que están aprendiendo. Queremos que tengan la oportunidad de convertirse en los motores socio-económicos de nuestro tiempo, que tengan oportunidades de prosperar y hacer negocios. Quién sabe si entre nosotros se encuentra el próximo Mark Elliot Zuckerberg. Incentivar no significa subvencionar, ni siquiera estamos hablando de hacer grandes inversiones o derivar partidas presupuestarias. Hay espacios aprovechables, un patrimonio inmobiliario infrautilizado, hablamos de esos espacios que ya pertenecen al pueblo. Desde luego estas prácticas deberán estar encaminadas a producir beneficios. Beneficios económicos claro, pero también beneficios para la comunidad en la que se están desarrollando dichas actividades. Una comunidad que presuma de proporcionar atención y afecto a sus mayores, que se preocupe por integrar a las personas discapacitadas.
Demasiado tiempo ha sido la política un negocio de unos pocos, un negocio de élites que trabaja muchas veces contra los intereses de todos. Trabajan para servirse, por intereses creados, contra la voluntad de los ciudadanos a los que ellos consideran súbditos. Hay que cambiar esa mentalidad, para poder tener una democracia sana. El ejercicio del deber público es una responsabilidad de servicio a los ciudadanos, un compromiso con cada voto. Debemos aprovechar nuestro enorme capital humano. Por eso UPyD es un partido de ideas revolucionarias. Lo que queremos es que la ciudadanía se implique directamente en las decisiones, que recupere la confianza en las instituciones y en las personas que les representan. Tenemos los mismos intereses que los ciudadanos de a pie. Cómo llegar a final de mes, ¿por qué la burocracia es tan lenta? ¿Por qué hay tantas trabas burocráticas para nuestros emprendedores? La diferencia fundamental es que nosotros hacemos lo que decimos que vamos a hacer. Que se puede confiar en nosotros. Este municipio debe elegir entre perpetuar un modelo de hacer política, que es por definición chusco, corrupto, obsoleto, y otro modelo que ofrece renovación, capacidad de gestión, conocimientos, creatividad e inventiva. El potencial humano ha sido despreciado durante demasiado tiempo.
Es una oportunidad histórica para cambiar las cosas. Reflexionemos sobre lo que queremos para nosotros, para nuestros hijos, nuestros mayores. Hace ya un tiempo que descubrí que no cambiaríamos nada desde el sillón de casa. Pensemos qué conjunto de normas y leyes queremos establecer entre nosotros y formemos un gobierno en el que impere el respeto a esas normas fundamentales. Alberguemos un municipio que recompense la honradez de sus habitantes, la reciprocidad entre vecinos en el ejercicio de una libertad responsable. Les animo a participar en este proceso de regeneración democrática, a descubrir las bondades de implicarse en este decisivo esfuerzo revolucionario, que medirá la capacidad de superación de nuestra sociedad. 

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