Tempus fugit.
Resulta cuando menos curioso que aquellos que llevan veinte años en el poder nos hablen ahora de cambio. Y es que el cambio se ha puesto de moda. Renovarse o morir, habrán pensado algunos. Seguiremos aglutinando ese voto descontento durante algún tiempo, pensarían. UPyD fue el primer partido en presentar propuestas renovadoras en el Parlamento, y estas eran rechazadas de forma sistemática por estos mismos partidos. Cabría pensar que estamos en un momento de asimilación generalizada de las propuestas de UPyD. Desde luego, que si esto ha servido para que otros partidos políticos hagan propósito de enmienda y asuman esa estrategia como propia, nuestro esfuerzo habrá valido la pena.
¿Tendrán voluntad verdadera de regenerar las instituciones democráticas? Analicemos los hechos. Oímos a algunos llenarse la boca con aires de cambio para el beneficio general de Canarias. Canarias por encima de los partidismos, dicen. Hemos escuchado de manera reiterativa este mensaje contundente, de que las ideas deben estar por encima de las ideologías. Los partidos tradicionales están confeccionando listas con personas que se perfilan como independientes. Nos hablan sin cesar del proceso de cambio que ellos mismos están instaurando en sus partidos. Y sin embargo, si nos limitamos a analizar con datos los antecedentes, descubrimos que es tan sólo la misma vieja fachada en peligro constante de derrumbarse sobre todos nosotros. Les invito a hacer esta reflexión conmigo. ¿No será que no les interesa hablar de ideologías, porque desconocen por completo los puntos de partida y el recorrido de las mismas? ¿No será que muchos de estos políticos profesionales no saben distinguir realmente entre un liberal benthamiano , un socialdemócrata, y un marxista leninista? Soy el primero en admitir que las ideologías deben pasar a un segundo plano, que lo que importa de verdad es la gestión y la inventiva de los representantes políticos en estos tiempos de cambio. Pero una cosa es prescindir del flotador intelectual cuando ya hemos adquirido ciertas habilidades natatorias y otra muy distinta, seguir nadando como un perrito cuando ya rozamos la madurez adulta. El panorama es ciertamente desolador para los que contemplamos el escenario político actual. Con unos candidatos que dicen representar los valores del libre mercado, que se definen como conservadores o de derechas y que defienden al mismo tiempo, políticas y propuestas económicas más cercanas a la social-democracia. Y otros que se muestran como cándidos representantes populistas, balbuceando teorías económicas que hacen mención especial al color social de sus iniciativas, cuando lo que de verdad proponen es una mayor liberalización del mercado de trabajo.
Centrándome en el panorama político del municipio, podemos establecer un paralelismo con el planteamiento general que tienen estos partidos mayoritarios. Puesto que, para los que entendemos el cambio como proceso de actuaciones que todavía está por establecerse entre nosotros, vemos con enorme tristeza que esto tampoco está sucediendo en Santa Brígida. El grueso de partidos presenta unas listas que parecen calcadas a las de las anteriores elecciones municipales, apostando por el apalancamiento de unos gestores que han demostrado de forma manifiesta, su ineficacia para liderar este proceso de transformación urgente. La mayoría de partidos apuesta por una política de promesas electorales concretas, muchas veces irrealizables, lejos del espíritu renovador en los mensajes y contenidos de sus propuestas. Seremos los primeros en exigir una actuación responsable en esta época de profundos cambios socio-económicos. Exigiremos austeridad y creatividad para afrontar el mayor reto político de las últimas décadas. Ejemplificaremos este impulso con hechos, con argumentos equilibrados, para erigirnos en alternativa constante al continuismo interesado de nuestros rivales políticos. Así lo haremos, pues lo consideramos nuestro deber ciudadano.
Creo que es la primera vez que detecto alguna referencia a la ideología en estas elecciones. Opino que es necesario un debate serio sobre la cuestión, pero parece que se elude el tema. Tampoco sería de extrañar. ¿Cuántos conocen el pensamiento de Bentham? El pragmatismo está muy bien, pero no debería servir de excusa para ignorar la historia o echar en saco roto siglos de refinamiento intelectual de las ideas que han perfilado la praxis política. Enhorabuena por arrojar el guante.
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